La Nueva Cátedra Unesco
Roberto Lent
El 24 de enero el mundo celebra (o debería celebrar...) el Día Internacional de la Educación. Para este momento, siempre es importante resaltar los argumentos sobre la necesidad de educar a la humanidad, para que la prosperidad llegue por igual a todos, la violencia y las guerras cesen, la honestidad sobresalga a “la pequeña corrupción” de todos los días, y la creatividad y la competencia vayan de la mano en el trabajo y en la economía. Los escépticos dirán que todo eso se trata de una ilusión, una vana e irrealizable esperanza. Los matemáticos tal vez me consuelen, argumentando que las metas y planes son siempre como un límite matemático, aquel punto en el infinito al cual nos aproximamos siempre, sin nunca alcanzarlo. Lo cierto es que la Educación es necesaria para todos los pueblos, eso todos lo sabemos. Y que muchas de sus metas que hoy parecen inalcanzables, tal vez puedan ser aproximadas, principalmente si haya cooperación internacional en el proceso.